La Junta de Castilla y León ha lanzado la recomendación de que disminuyan la interacción social en la actividad laboral y con los familiares y amigos cercanos con los que se relacionen “de manera habitual”.
Respecto a las actividades de ocio nocturno, Francisco Igea, vicepresidente de la Junta, ha asumido que “el escenario es bastante parecido” a la fase 2 que vivieron ya los habitantes durante el estado de alarma antes de iniciar la denominada “nueva normalidad”.
Los asociados al ocio nocturno se pueden mitigar con el cierre de establecimientos en acuerdo con el Gobierno y las comunidades autónomas. Sin embargo, es más complicado frenar con las reuniones familiares y amistades cercanas. Lo máximo que se podría hacer es reducir el número de personas que se pueden reunir en una vivienda.
“Estamos en situación preocupante, lo hemos dicho estas semanas atrás, la incidencia sigue creciendo”, sostuvo. Aunque los contagios son limitados, crecen a un ritmo que preocupa «intensamente» al Gobierno autonómico, complementa el vicepresidente de la Junta y León.
Por su parte, el representante de la Junta de Castilla y León ha detallado que es «muy importante» que la sociedad tome conciencia y ayude a frenar este crecimiento de los contagios. Esta sería la única solución perfecta para evitar la propagación del virus.
Sin embargo, de lo contrario ha adelantado que el Ejecutivo se verá «obligado a utilizar otras herramientas» para evitar el riesgo de este tipo de encuentros, en referencia a los aislamientos puntuales que ya se han realizado en Aranda de Duero (Burgos) e Íscar y Pedrajas de San Esteban (Valladolid). “Si no extremamos las medidas de higiene vamos a tener un problema”, añadió.
Efectos psicológicos del distanciamiento social
El distanciamiento social es una de las medidas preventivas para evitar la propagación del virus, ya que limita las oportunidades de entrar en contacto con superficies contaminadas y personas infectadas fuera del hogar. No obstante, también estaría afectando psicológicamente a las personas.
‘’La socialización permite facilitar la convivencia y el desarrollo de un individuo. Sin embargo, durante los últimos meses, muchas personas han experimentado sensaciones de incertidumbre, ansiedad, preocupación o miedo, por la reducción del contacto social y físico. Especialmente, grupos de población como adultos mayores, embarazadas, niños, aquellos con patología mental previa y los sanitarios’’, sostiene Cristina Martínez, periodista especialista en temas de salud y redactora de Crianza Efectiva en Superguapas.es.
También observamos cambios de conducta notables, como el mantenimiento de la hiperalerta, del lavado de manos excesivo o la evitación de multitudes. En ese sentido, los especialistas han señalado recomendaciones para combatir los posibles efectos psicológicos.
Destacan la importancia de no obsesionarse con el virus, no caer en bulos informativos y solo creer en la información contrastada, organizarse el tiempo, usar el humor, la creatividad, y realizar actividades familiares para velar por el bienestar de sus integrantes. Sin embargo, es importante limitar la capacidad de los mismos.
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