Las Claves del Románico han dado paso hoy al Seminario sobre Historia del Monacato que la Fundación Santa María la Real, organiza cada año desde hace 33, en Aguilar de Campoo, dentro del programa de cursos de verano de la Universidad de Cantabria y en colaboración con la Diputación de Palencia y el Ayuntamiento de Aguilar de Campoo.
113 personas asisten a las jornadas, centradas en el análisis de las técnicas e instrumentos de publicidad en los monasterios medievales.
“Este seminario nos permite viajar en el tiempo, trasladarnos a otros espacios para ver el paisaje desde una perspectiva diferente, en este caso, veremos cómo la propaganda sirvió para dar consistencia al discurso monacal”, aseguraba Tomás Mantecón, vicerrector de Cultura y Participación Social de la Universidad de Cantabria durante la inauguración del Seminario sobre Historia del Monacato, celebrada esta mañana en el refectorio del monasterio de Santa María la Real. “No podemos perder nuestra memoria, es necesario conocer lo que somos para seguir avanzando y estas jornadas nos ayudan a lograrlo”, concluía.
La apertura del curso ha contado también con la presencia de Juan Carlos Prieto, director de la Fundación Santa María la Real; Ramón Teja, codirector del seminario y Sandra Ibáñez, concejala de cultura del Ayuntamiento de Aguilar de Campoo, quien destacaba que “la Fundación apoya todo lo bueno que tiene nuestra comarca: la cultura, el Patrimonio, la Naturaleza o la sostenibilidad”, a la vez queanimaba a los asistentes al curso a disfrutar de toda esta riqueza.
8 ponencias, un recorrido por el territorio y un concierto
Podrán hacerlo, durante las próximas cuatro jornadas, hasta el jueves, 1 de agosto, a través de ocho ponencias; un recorrido guiado por los monasterios burgaleses de Palacios de Benaver, Villamayor de los Montes y San Pedro de Cardeña y un concierto, enmarcado en el Festival de Música de Palencia, organizado por la Diputación Provincial.
“En todo tiempo y lugar, los poderosos han creado y utilizado instrumentos de publicidad para hacer sentir al conjunto de la sociedad su presencia y autoridad y transmitir mensajes de adoctrinamiento que acabaran suscitando adhesiones y seguimiento. Los monasterios de la edad románica también cumplieron escrupulosamente con esa pauta histórica”, explican los directores del seminario Ramón Teja y José Ángel García de Cortázar.
De santos y reliquias
Pero, ¿qué instrumentos publicitarios utilizaron los monasterios medievales? Pedro Castillo Maldonado, de la Universidad de Jaén, hablará de uno de los más recurrentes, “la santidad” y, es que bien sabían los monjes del románico que “los lugares santos, debidamente publicitados, atraen a multitud de peregrinos, generando una extraordinaria riqueza”. Y, junto a la santidad, las reliquias, los restos de los santos, aprovechados por los cenobios, como apunta José Ángel García de Cortázar, para generar “aprecio, veneración y deseo de posesión”. No en vano, eran consideradas por los fieles como “amuleto sagrado que protegía de los males”.
No faltaron tampoco los enclaves que dieron pábulo y propaganda a los milagros, como bien explicará Clara Fernández – Ladreda de la Universidad de Navarra, quien centrará su análisis en casos tan significativos como los de las vírgenes de monasterios benedictinos como Montserrat o Valvanera; templarios como la de Villalcázar de Sirga o mercedarios como Puig. En todos ellos, “la aparición de la devoción es anterior a finales del siglo XIV”, comenta la experta.
El edificio como instrumento publicitario
El propio empaque de los edificios monásticos podía funcionar también como un elemento propagandístico. Así, lo ve al menos Antonio Ledesma del CSIC, quien centrará su intervención y su análisis en los cimborrios monásticos, obras de gran dificultad constructiva, fáciles de reconocer en el entorno, que daban cuenta del poder de quien financiaba su construcción.
¡Qué decir de la utilización de las portadas y su iconografía! “Las portadas románicas eran consideradas como las marquesinas de los cines, por su carácter público y por el valor publicitario de sus imágenes”, comenta Marta Poza Yagüe, de la Complutense de Madrid. Tampoco faltarán en el Seminario sobre Historia del Monacato las referencias al uso de la epigrafía, las inscripciones con una intención alfabetizadora, pedagógica o doctrinal, integradora, cultural, pero también, como expondrá M. Encarnación Martín, de la Universidad de León, propagandística.
De los cartularios monásticos hablará Lucía Agúndez de la Universidad de Cantabria, quien mostrará a los asistentes cómo los monasterios supieron aprovecharse de “documentos falsificados, cambios discursivos, composición de prólogos o de la confección de múltiples cartularios para confeccionar un relato con una clara intención propagandística a favor de los intereses monásticos frente a otros que competían en el entorno”.
Y es que, como podrán comprobar los alumnos, las “experiencias emocionales” tan recurrentes en el marketing actual no son una técnica moderna, ya se usaban en el mundo monástico medieval, tal y como argumentará Esther Lozano de la UNED, con ejemplos como las pinturas de la sala capitular del monasterio de Sigena, que lograron salvarse tras el incendio de 1936. Dibujos de escenas del Antiguo Testamento, como el Pecado Original, “de gran poder comunicativo, que parten de lo simple y lo directo, despojadas de todo accesorio, reducidas a lo imprescindible, para captar la atención y llegar al gran público”. Al fin y al cabo, los expertos en marketing de hoy en día beben, quizá, sin quererlo o sin pretenderlo, de estas fuentes medievales.
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