En 1988, por iniciativa de unos hermanos de la Cofradía de Jesús Nazareno, se quiso recuperar la desaparecida Procesión del Prendimiento, que había dejado de celebrarse desde 1955. Ello conllevó también la revitalización de la Archicofradía de Jesús de Medinaceli, que se incorpora a los desfiles procesionales de la Semana Santa. Desde su recuperación la procesión es organizada en colaboración por ambas Cofradías, y tiene lugar en la noche del Martes Santo.
La Procesión del Prendimiento es una de las más tradicionales y populares de cuantas tienen lugar en la capital palentina. A las 20:00, desde la Capilla de Jesús Nazareno, parte la comitiva de hermanos de esta cofradía que, acompañando el paso de “La Traición de Judas”, y emulando a las turbas que acudieron al Huerto de los Olivos a prender a Jesús, se encaminan hacia la Iglesia de San Miguel. Tras muchos años celebrando el acto en la plaza de la Inmaculada, donde se encuentra la seo palentina, se volvió en 2014 a su marco original.
Al llegar los Nazarenos a la iglesia de San Miguel, tiene lugar uno de los momentos más singulares de la Semana Santa palentina: el acto del Prendimiento. En él, se recitan los evangelios donde se narra el pasaje del Prendimiento, en el que Jesús es arrestado por los romanos tras la traición de su discípulo Judas, que lo vende a éstos por unas pocas monedas de plata. Finalizada la lectura, un hermano de la cofradía nazarena golpea tres veces la puerta de la Iglesia Parroquial de San Miguel, con unos golpes secos de vara que se intercalan con tres toques de tararú. A esta llamada se responde abriendo los portones para permitir la salida de la imagen del Cristo de Medinaceli, escoltada por los hermanos de su cofradía, mientras la Banda Municipal de la ciudad interpreta el Himno de Medinaceli. Para finalizar este acto, un hermano nazareno coloca unas esposas a los pies de la imagen titular como símbolo de su cautiverio mientras la imagen de la Traición de Judas aguarda justo enfrente.
Tras el acto da comienzo la procesión que recorre algunas calles del centro de la ciudad hasta llegar a la plaza de San Pablo donde tras dirigirse algunas oraciones por parte del sacerdote, se introduce la imagen del Cristo de Medinaceli con la marcha real interpretada por la Banda de Cornetas y tambores de la Cofradía de Jesús Nazareno.
Una vez finalizada la procesión los Cofrades de Medinaceli acompañan al Cristo hasta su casa, la Iglesia Parroquial de San Miguel. Allí es venerado durante todo el año por los palentinos, y especialmente en el primer viernes de Marzo, cuando el templo se llena de cientos de visitantes que se acercan a la capilla donde se encuentra la imagen y con gesto orante lo saludan, inclinando la cabeza y besando el cordón dorado que se desprende desde sus manos.
En esta procesión nos encontramos con dos imágenes. La primera es la Traición de Judas, obra de Carlos Guerra del Moral, uno de los imagineros más conocidos en la Andalucía actual, nacido en Úbeda, provincia de Jaén, y con creaciones y restauraciones en Sevilla, Málaga, Alicante y otras ciudades. El paso se sitúa sobre una carroza realizada en madera forrada con chapa de caoba, y adornada en sus frentes con las representaciones de las catorce escenas del Viacrucis. La carroza perteneció a la Orden Tercera, que cuando dejó de procesionar la vendió a la Archicofradía de la Real e Ilustre Esclavitud de Jesús de Medinaceli.
El segundo paso es el del Cristo de Medinaceli, una obra de talla completa de finales del siglo XVII, realizada probablemente para una capilla u oratorio privado de reducidas dimensiones y seguramente tallada tras la llegada de la imagen de Jesús Nazareno al convento de los Trinitarios de Madrid en 1682. La imagen de Jesús Nazareno, tras haber ya sido presentado al pueblo en el balcón de Pilatos, maniatado, con túnica y coronado de espinas, esperando tomar la cruz para iniciar el camino hacia el Calvario, es conocida normalmente como Jesús Nazareno, Jesús Cautivo, Jesús Rescatado o Jesús de Medinaceli, siendo esta última denominación la más usada.
Este Cristo palentino, a pesar de ser de talla completa, está realizado para ser vestido. Posee una túnica de talla, en la cual sobre el pecho está esculpido y policromado el escapulario trinitario formado por la Cruz Trinitaria de travesaño horizontal azul y vertical en rojo. Aunque se le venera, al igual que su homónimo madrileño, con pelo natural, bajo éste se oculta una cabellera labrada. Cuando está en su altar, como cuando sale en procesión, luce un rico ajuar compuesto por túnica, cíngulo dorado, escapulario trinitario y corona metálica de espinas. Por todos estos motivos es una de las imágenes semanasanteras más queridas y más visitadas de Palencia.
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