‘Rural Care’ promueve un modelo de atención centrado en la persona, que permite a los usuarios continuar residiendo en sus casas mientras reciben apoyos, servicios y prestaciones ‘a la carta’ en función de sus necesidades y deseos. En definitiva, encarna una fórmula de cuidar y ayudar que hace posible a las personas dependientes, con discapacidad o enfermedad crónica que se desarrollen conforme a sus proyectos de vida. La consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades, Isabel Blanco, así lo ha explicado: se trata de atender a las personas desde sus propias decisiones, pero a través de una planificación que permita a los profesionales adelantarse a los problemas.
La consejera ha presentado los resultados del programa piloto en la sede del Comité de las Regiones, en Bruselas, en un momento en el que Castilla y León acaba de ser galardonada por la Asociación Estatal de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales de España, después de que, por décimo año consecutivo, continúe en la cúspide de los sistemas sociales de las comunidades autónomas. Si el pasado año tanto la vicepresidenta de la Comisión Europea y comisaria de Democracia y Demografía, Dubravka Suica, como el director general de Empleo, Asuntos Sociales e Inclusión de la institución, Joost Korte, mostraron gran interés por el sistema de Atención en Red implantado en la Comunidad, en esta ocasión han sido las personalidades reunidas en la institución de representación de los territorios subestatales europeos quienes han conocido que este programa, base de ese modelo asistencial, ha superado con creces las expectativas iniciales.
En la sede del Comité de las Regiones se han dado cita profesionales y expertos del ámbito de los cuidados como Zoe Tzotze-Lanara, miembro del Comité Económico y Social Europeo, ponente de la Estrategia de Personal Sanitario y Asistencia para el Futuro de Europa; Dana-Carmen Bachmann, jefa de unidad de Protección Social, Dirección General de Empleo, Asuntos Sociales e Inclusión de la Comisión Europea; Sirpa Pietikäinen, miembro del Parlamento Europeo y ponente de la Estrategia Europea de Asistencia; o Stefania Ilinca, técnico de cuidados a largo plazo de la Oficina Regional de la OMS para Europa. Todos ellos han podido conocer, de mano de la delegación castellana y leonesa, las características y particularidades del sistema asistencial de la Comunidad.
De hecho, Zoe Tzotze-Lanara ha destacado el modelo de Castilla y León como ejemplo de la Unión Europea en la transformación del medio rural y en su estrategia en la lucha contra la despoblación, fundamentalmente a través de la creación de empleo, como sucede con este tipo de programas de asistencia en los domicilios particulares. La representante del Comité Económico y Social y ponente de la Estrategia de Personal Sanitario y Asistencia para el Futuro de Europa también ha puesto a la Comunidad como ejemplo ante el Consejo, en cuanto a la posible aplicación de las mismas medidas en otros países de la Unión.
El modelo de atención integral centrado en la persona, ha explicado Isabel Blanco, no sólo se aplica en los centros residenciales de Castilla y León −donde el cambio de paradigma reside en la generalización de las denominadas unidades de convivencia−, sino que se ha venido implantando en los hogares del medio rural y se ha aplicado a los cuidados de larga duración en los domicilios particulares. La iniciativa ‘A Gusto en Casa’ señaló el camino y, en 2020 y por un periodo de tres años, se implantó el programa piloto ‘Rural Care’ en dos áreas vallisoletanas integradas por pequeños municipios: Tierra de Campos Norte y Tierra de Campos Sur, donde residen 16.000 personas distribuidas en 64 localidades con una alta tasa de envejecimiento.
La previsión inicial era que se transformaran hasta 150 hogares en ‘seguros’, es decir, que centenar y medio de personas, bien dependientes bien con discapacidad o enfermedad crónica, se vieran beneficiadas por los cuidados en su propio domicilio y en función de sus necesidades individuales. Sin embargo, han sido 183 los usuarios que han recibido este servicio, lo que equivale a un incremento de las expectativas de casi un 25 %. Además, hay que tener en cuenta el contexto complejo en el que se llevan a cabo estas actuaciones: una media de edad de 82 años −el 73 % de los atendidos supera los 80− y un 43,1 % con un elevado grado de dependencia.
El programa, impulsado por la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades, ha contado con cuatro socios: la entidad Euroepan Social Network, la Diputación de Valladolid, la Universidad de Valladolid y la Fundación Personas. Esta última ha sido la encargada de proveer los servicios, para los cuales se han precisado 50 asistentes, 48 de ellas, mujeres. Precisamente, la titular de Familia ha manifestado que este programa, eminentemente rural, no sólo supone un gran avance en el modelo asistencial en red, sino que también es una vía para la dinamización de la economía rural, la creación de empleo y el asentamiento de población.
Un modelo de atención en constante crecimiento
La Junta de Castilla y León tiene como meta llevar a cabo la atención a mayores y dependientes a todos los rincones de la Comunidad más grande y dispersa de Europa. No en vano, el servicio de Teleasistencia Avanzada, por ejemplo, continúa siendo uno de los estandartes del sistema social en el hogar del territorio castellano y leonés. Además, la expansión del modelo social autonómico también está evolucionando cualitativamente, puesto que la manera de ser un ejemplo para la Estrategia Europea de Cuidados también es invertir en innovación tecnológica.
De hecho, Castilla y León ha liderado proyectos europeos como ‘Wellco’, a través del que se desarrolla un asistente virtual, o ‘Procura’, para obtener prototipos de andador inteligente y WC adaptado. Con este y otras iniciativas como la citada ‘A Gusto en Casa’ y sus derivados ‘Integr@tención’, ‘OIKOS’, ‘Fronteira2020’ o el propio ‘Rural Care’, la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades ha combinado nuevas tecnologías con el modelo de atención integral centrado en la persona, puesto que han facilitado a los profesionales adaptarse a las necesidades de los usuarios. Ello ha dado como resultado, en lo cualitativo, más capacidad en la toma de decisiones, una vida social más activa y, por tanto, mayores autonomía y seguridad. Y, en la vertiente cuantitativa, ha permitido que 1.772 personas hayan desarrollado sus proyectos de vida en su propio entorno. Con la ampliación de estos programas al entorno urbano en los próximos meses, se espera que, a final de año, esos beneficiarios crezcan hasta alcanzar los 2.000.
Castilla y León es la ventana al futuro
Programas como ‘Rural Care’ son necesarios en la Comunidad, porque el 36 % de su población reside en zonas rurales. Estas están integradas por municipios que, en el 94 % de los casos, no supera los 2.000 habitantes, en un territorio donde los núcleos poblacionales con ayuntamiento propio ascienden a 2.248, sin contar la gran cantidad de localidades pedáneas existentes. Pero es que, además, el 60 % de las personas dependientes y el 50 % de las que padecen algún tipo de discapacidad residen en el medio rural.
Sin embargo, la tasa que realmente preocupa a Europa en su conjunto es la de envejecimiento poblacional, que en la UE alcanza el 20 % y supera en un punto a la española. No obstante, el entorno comunitario se ha venido fijando, a tenor del interés mostrado por miembros y funcionarios de la Comisión, en un modelo que viene anticipándose a este vertiginoso proceso: el de Castilla y León, cuya tasa de envejecimiento alcanza el 25,1 %, lo que no ha supuesto un obstáculo para que haya liderado durante diez años consecutivos el Índice DEC, elaborado por las Directoras y Gerentes de los Servicios Sociales de todas las comunidades autónomas.
Es por ello por lo que el modelo de éxito de Castilla y León es plenamente exportable a cualquier país de la Unión ya que, además, no sólo puede ofrecer ideas de cómo implantar un modelo eficaz que llegue a cualquier municipio, sino que permite anticiparse a la evolución natural demográfica de Europa.
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