El desarrollo de un plan de radiomarcaje de oso pardo es de gran importancia para poder conocer los patrones de desplazamiento y actividad de los osos pardos cantábricos, especialmente en el escenario actual, en el que la población muestra una tendencia positiva, tanto en número total de individuos como en número de hembras con crías, y que se encuentra en expansión aunque todavía con una mínima conexión entre las dos subpoblaciones, la occidental y la oriental.
Este programa de radiomarcaje permitirá cuantificar la extensión y ubicación de las áreas de campeo reales de machos y hembras, adultos y subadultos, a lo largo de los diferentes períodos que caracterizan la biología del oso pardo, incluyendo la temporada de celo y la de hiperfagia, así como la fase previa a la hibernación; los movimientos de los subadultos a lo largo de la dispersión, lo cual es importante a la hora de planear posibles corredores que faciliten la conexión entre poblaciones, o para identificar y tratar de limitar el efecto barrera de algunas infraestructuras; los ritmos de actividad, los desplazamientos y el uso del espacio a lo largo de las diferentes fases del ciclo anual del oso; las características de los desplazamientos de los ‘osos conflictivos’, es decir, de aquellos individuos que más frecuentemente producen daños a propiedades humanas; y el posible efecto de algunas actividades humanas ‘nuevas’ para los osos de la Cordillera, como el turismo osero, que podría afectar a los ritmos de actividad, los desplazamientos y el uso del territorio.
Estos son algunos de los aspectos sobre los que el radiomarcaje puede ayudar a mejorar el conocimiento, pues son indispensables para gestionar pequeñas poblaciones amenazadas como la de los osos pardos de la Cordillera Cantábrica, siendo España el único país en la distribución europea del oso pardo en el que todavía no se ha realizado un estudio de radioseguimiento a largo plazo.
Por tanto, hoy en día el radioseguimiento de ejemplares se presenta como una herramienta de gran importancia para mejorar el conocimiento de los parámetros demográficos, la estructura poblacional, el uso del territorio, la evaluación de las técnicas de prevención y de minimización de daños y la adecuación del uso público y el turismo de observación de fauna.
Esta técnica, complementada con la información aportada por las metodologías de seguimiento de oso pardo definidas en el plan de monitorización y por los estudios de genética (a través de la realización de análisis genéticos sistemáticos), puede aportar una información muy completa y práctica para la conservación y, sobre todo, para la gestión de esta especie.
Plan de captura y radiomarcaje
La Junta de Castilla y León presentó esta iniciativa en la reunión extraordinaria del grupo de trabajo del oso pardo en la Cordillera Cantábrica, celebrada en Oviedo el pasado 21 de junio de 2019, y obtuvo el apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica, comunidades autónomas y los expertos participantes.
El desarrollo de este proyecto se apoyará en un Plan de captura y radiomarcaje de oso pardo en Castilla y León, donde se definirán el número de ejemplares objetivo del proyecto, de forma que alcance la mayor parte de su área de distribución dentro del territorio castellano y leonés, y que se ampliará a comunidades autónomas limítrofes como la asturiana, priorizando a corto plazo en el núcleo occidental de la especie.
Para ello será necesario realizar una planificación previa de los objetivos a alcanzar, épocas de trampeo, zonas de captura, metodologías de trampeo, requisitos de los equipos humanos para la fase de captura y seguimiento y, por otro lado, establecer criterios para la elección de ejemplares sobre los que aplicar este plan.
Este plan de radiomarcaje se iniciará como experiencia piloto en el núcleo occidental de la especie en la provincia de León, ampliándose posteriormente al núcleo occidental de Asturias, promoviéndose por tanto una gestión coordinada de la especie en su área de distribución.
Esta primera fase se iniciará, una vez cumplimentados los requisitos técnicos establecidos en el propio Plan de captura y radiomarcaje de osos pardos en Castilla y León, con el equipo de investigación del oso cantábrico de la Unidad Mixta de Investigación en Biodiversidad del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, con sede en Mieres, y dirigido por el Dr. Vincenzo Penteriani, estando previsto su comienzo durante el primer semestre del año 2020. En función de la experiencia y de la marcha de los trabajos se podrán incorporar otros equipos de investigación, sujetos a una coordinación y planificación regional y estrictos requisitos técnicos del personal participante en el proyecto.
Situación actual del oso pardo cantábrico
El oso pardo cantábrico, especie emblemática y representativa de la naturaleza de las montañas cantábricas, está protegido por la legislación española desde el año 1973, incluido como especie en peligro de extinción en el Catálogo Español de Especies Amenazadas. También está protegido por la legislación europea, que lo incluye en la Directiva Hábitats como una especie prioritaria cuya conservación supone una especial responsabilidad.
El oso pardo dentro de la comunidad autónoma de Castilla y León ocupa dos zonas bien diferenciadas y con poca conectividad entre ellas: la zona occidental, que engloba la zona noroccidental de la provincia de León y que está unida a la población osera asturiana, la de mayor tamaño, y a la gallega, en expansión; y la zona oriental que engloba el extremo nororiental de la provincia de León y el norte de la provincia de Palencia, conectada con las zonas oseras de Cantabria.
De acuerdo con la última información disponible, las cuatro comunidades de la Cordillera Cantábrica, Asturias, Galicia, Cantabria y Castilla y León, contabilizaron el año 2018 un total de 38 osas (31 en la subpoblación occidental y 7 en la oriental) con 64 crías (52 en occidente y 12 en oriente) una vez finalizado el censo que los gobiernos de estas autonomías elaboran anualmente.
De las cifras globales, 22 osas y 38 crías se ubican en la zona occidental de Asturias y 9 osas y 14 crías en la de Castilla y León. En la zona oriental están censadas 7 osas y 12 crías. De estas últimas, 4 osas con esbardos se han observado en Palencia, dos en León y otra en Cantabria. La productividad de oseznos por hembra, en 2018, es muy similar en la subpoblación occidental (1,67 crías) y en la oriental (1,71 crías), siendo la media para la cordillera en su totalidad de 1,68 crías por hembra.
En el periodo comprendido entre 2000 y 2018, se confirma la consolidación de la población de hembras y esbardos, con un ligero incremento de la subpoblación occidental y un escenario demográfico mucho más incipiente, pero estable, en la oriental.
Con los datos globales de 2018 y la media de los últimos 6 años, se estima que la población de oso pardo en la cordillera se sitúa en una horquilla de 230 a 270 animales. De ellos, entre 190 y 230 corresponderían a la subpoblación occidental y, al menos 40, a la oriental.
La positiva situación actual plantea nuevos retos de conservación de la especie que tienen que ser abordados adecuadamente. En esta línea, la Comisión Estatal del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad aprobó en su reunión del 24 de enero de 2019 un protocolo que recoge las pautas de intervención en el caso de osos habituados a la presencia de personas o a la comida de origen humano, realizado conjuntamente por las CCAA con presencia de oso pardo cantábrico y la administración general del Estado.
A su vez, desde la Consejería de Fomento y Medio Ambiente se están desarrollando fórmulas de prevención e indemnización de daños a la apicultura y a la ganadería, donde se subvenciona el 80% del coste de la adquisición e instalación de pastores eléctricos destinados a proteger los asentamientos colmeneros en la Comunidad de los daños y perjuicios ocasionados por el oso pardo. Además de la línea de prevención, a través del sistema de pagos compensatorios de daños producidos por el oso pardo, la Junta de Castilla y León asume los daños causados por el oso a explotaciones apícolas fundamentalmente.
También se trabaja en la regulación de una nueva actividad derivada de la imagen atractiva del oso y del aumento poblacional: el turismo de avistamiento de osos. Con una demanda creciente, el turismo de observación tiene indudables efectos positivos para la economía de los territorios oseros, pero tiene que ser específicamente regulado para evitar que se convierta en un problema de conservación.
0 comentarios