Jueves Santo

La capital palentina vive en las primeras horas del Jueves Santo dos procesiones: La primera de ellas es la que se realiza durante la madrugada del Miércoles Santo al Jueves […]

05 de enero de 2018

La capital palentina vive en las primeras horas del Jueves Santo dos procesiones:

La primera de ellas es la que se realiza durante la madrugada del Miércoles Santo al Jueves Santo, y es la procesión organizada por la Cofradía del Santo Sepulcro. Esta procesión recibe el nombre de La Quinta Angustia.

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La procesión data de 1999, en unos años en los que la Semana Santa Palentina vivió un crecimiento exponencial. Pocos años antes, la Cofradía del Santo Sepulcro había recuperado, gracias a una profunda restauración la imagen de la Virgen de la Quinta Angustia, que era su titular mariana hasta que Vicente Espinel tallara, en 1906, la Virgen de los Dolores. Así pues, se volvió a procesionar la talla, primero en la procesión del Santo Vía Crucis, acompañando al Cristo de la Misericordia, y luego en esta procesión.

En los primeros instantes del Jueves Santo, y entre el más absoluto de los silencios parte la procesión, que tiene un marcado carácter franciscano, origen primero de la hoy Cofradía del Santo Sepulcro, mediante diferentes simbologías y actos. El primero, el encuentro de la Madre con la Cruz en la fachada del Convento de las Claras; el segundo, el encuentro de la Virgen, en su advocación de la Quinta Angustia, con el Santo Cristo Señor de la Vida y de la Muerte (que procede de la procesión de Luz y Tinieblas, organizada por la otra cofradía franciscana de la ciudad y que discurre paralela a esta procesión).

Unidas ambas procesiones en la plaza de San Francisco se evoca el dolor de la virgen ante la muerte de su Hijo (de ahí el nombre de Quinta Angustia de la Virgen). Posteriormente, los hermanos de las distintas cofradías juran sus intenciones para el Triduo Sacro que da comienzo en esos mismos instantes. Mención especial merece el pequeño coro que ha participado los últimos años en esta procesión, formado por miembros de la cofradía del Santo Sepulcro, que durante el transcurso de la misma entonan cánticos gregorianos.

La imagen de la virgen de la Quinta Angustia es una obra realizada por Antonio de Amusco en 1607, y su devoción se documenta en la ciudad de Palencia desde finales del siglo XVI. Esta escultura viene a copiar el modelo creado por Juan de Juni en la Virgen de las Angustias de Valladolid aunque su disposición es invertida respecto a la original. Desde fechas cercanas a su ejecución también era conocida como la Virgen de los Cuchillos, elemento que portó sobre su pecho hasta la restauración y eliminación de los mismos en 1971. La talla protagonista hace referencia al quinto de los tormentos que según la tradición, María tuvo que soportar en su vida.

Por la mañana, la ciudad se despierta con una nueva procesión en la que se realiza una de las tradiciones más comunes durante la Semana Santa en todo el país: la liberación de un preso. Este acto se realiza en esta procesión conocida como la Procesión del Indulto.

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Organizada por la Hermandad del Santísimo Cristo de la Misericordia la imagen titular de la Cofradía parte desde su sede en la Iglesia de la Compañía hasta la Plaza Mayor de la capital, donde se realiza el acto del indulto. A pesar de que algunos años no ha habido preso indultado, la procesión realiza una pequeña oración en recuerdo a todas las personas presas, para después aterrizar en su sede otra vez.

Hasta hace un par de años el acto del indulto tenía lugar frente a la Iglesia Penitencial de San Agustín, y ante la Virgen de la Piedad.

Si bien su origen remonta al año 1946, y a pesar de algunas interrupciones posteriores, desde el año 2011 se ha querido recuperar esta procesión para la mañana del Jueves Santo. Y aunque a mediados del siglo pasado sólo procesionaba el paso titular de la Cofradía, el Santísimo Cristo de la Misericordia, actualmente también se invita a otros Cristos como el Cristo del Otero de San Pablo, de la Cofradía de la Vera Cruz, el Cristo de Medinaceli de la Cofradía de Jesús de Medinaceli y el Cristo Crucificado de Alejo de Vahía, de la Cofradía de Jesús Crucificado y Nuestra Madre Dolorosa.

No obstante, la procesión más importante que tiene lugar el Jueves Santo, y más concretamente con la caída del sol, es la Procesión de la Oración del Huerto organizada por la Cofradía de la Santa Vera Cruz. Es sin ninguna duda una de las grandes procesiones de la capital palentina en la que procesionan un gran número de pasos.

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El primero de ellos es la Oración en el Huerto de los Olivos del siglo XVII, le siguen el Lavatorio de Melchor Gutiérrez (año 2002), la Sagrada Cena realizada también por Melchor Gutiérrez en el 2006,  las Lágrimas de San Pedro de 1918, Cristo Atado a la Columna del siglo XVII, la Coronación de Espinas del siglo XVII, Jesús Crucificado de San Pablo (siglo XVII), San Juan obra también de Melchor Gutiérrez realizada en el 2006, y un Cristo Yacente del siglo XV. El desfile procesional culmina con dos majestuosos pasos como son la imagen de Nuestra Señora de la Vera Cruz, tallada en 1997 por el imaginero Melchor Gutiérrez y la imagen del Lignum Crucis, realizada por Portillo en el siglo XVIII con una pequeña parte de la cruz de Jesucristo que es también procesionada a hombros dentro de una cruz dorada y que tiene su momento más importante cuando ésta es levantada por el cruce de la Calle Mayor con las calles Don Sancho y La Cestilla. Al igual que la imagen mariana, el Lignum Crucis de Palencia es sostenido por una centena de hermanos que lo acompañan hasta la sede de la Santa Vera Cruz, donde ésta se despide de su madre a los sones de la Banda de Cornetas y Tambores de la Santa Vera Cruz.

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