Esta semana, continúa la decimocuarta edición de ‘Danza a Escena’, un circuito dedicado a impulsar la danza y promovido por el INAEM, en colaboración con La Red Española de Teatros, Auditorios, Circuitos y Festivales de titularidad pública. El escenario elegido para esta ocasión es el Teatro Principal de Palencia.
El viernes, 20 de octubre, a las 20.30 horas, se presentará la obra «Archipiélago de los desastres», a cargo de la coreógrafa y directora Isabel Vázquez y la productora Elena Carrascal. En esta producción, se aboga por la fraternidad entre personas imperfectas, por compartir las heridas íntimas y reconocer la derrota. Tras explorar las trampas de la virilidad y la dificultad de gestionar las emociones en «La maldición de los hombres Malboro», el equipo de Carrascal y Vázquez se rebela contra otro concepto impuesto por la sociedad: la idea engañosa del éxito, que sugiere que una persona no tiene valor si no triunfa.
La obra también rinde homenaje a una profesión tan desafiante como emocionante: la de los artistas escénicos. Es un tributo al esfuerzo de aquellos que continúan subiéndose al escenario a pesar de la adversidad. Según la directora del espectáculo, «Aunque también tratamos otras derrotas, como el fracaso amoroso, es un tributo a la vida de los intérpretes, a esa capacidad de seguir adelante sin importar las circunstancias, renaciendo de las ruinas».
«Archipiélago de los desastres» nace de la convicción de que desde el momento en que nacemos, la vulnerabilidad nos atraviesa, pero tratamos de ocultar esta fragilidad bajo la máscara de la infalibilidad. La obra propone la idea de «fracasar mientras podamos, con sensatez, sin apresurarnos». La creadora sevillana afirma que «el fracaso posee una belleza intrínseca y es poético. El escenario es un lugar adecuado para apreciar esta belleza. Vamos al teatro para conectarnos con otras vidas similares a las nuestras, con personas que se abren y comparten intimidades que nunca nos atreveríamos a confesar». La génesis de «Archipiélago de los desastres» se basa en la reflexión sobre el poder de la vulnerabilidad y en transformar el fracaso en una especie de celebración, desafiando la concepción errónea del éxito impuesta por la sociedad.
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